El crecimiento de Windows 11 se ha estancado, o al menos eso es lo que muestran los datos de AdDuplex, firma de análisis que sigue mensualmente la adopción de sistemas Windows y que confirma lo que ya se venía viendo en las últimas fechas: a la nueva versión del sistema operativo de Microsoft le está costando lo suyo arañar unas décimas del pastel que se reparten sus otras versiones.
¿Por qué Windows 11 no tiene más tirón? Las razones son de sobra conocidas: requisitos restrictivos que dejan sin posibilidad de actualización a millones de equipos válidos, cambios menores en comparación con Windows 10 -una versión que ahora se encuentra en su mejor momento-, problemas adicionales a los que ya padecen de manera más habitual de los deseable los usuarios de Windows 10… En definitiva, un poco de todo.
Pero lo verdaderamente sangrante es el tema de los requisitos que bien haría Microsoft en abordar de manera decidida, porque se supone que Windows 10 concluye su soporte en 2025 y si se creen en Redmond que los muchos millones de usuarios con equipos que funcionan perfectamente, pero que simplemente no pueden con Windows 11, los van a renovar solo para poder saltar de versión… Están muy equivocados.